miércoles, 16 de diciembre de 2009

Ahora es Apple la que demanda a Nokia

Apple contraataca y demanda a Nokia por violar 13 de sus patentes. El pasado mes de octubre, Nokia demandaba a la compañía de la manzana ante la Corte Federal de EEUU, alegando que ésta violaba diez de sus patentes que protegen la tecnología necesaria para hacer compatibles el iPhone con los estándares de transmisión inalámbrica de datos, la codificación de voz, o la seguridad de las transmisiones, utilizadas de forma ilegítima por el iPhone.

Y es que el iPhone es uno de los pocos teléfonos que no han querido licenciar la tecnología de Nokia. El fabricante finlandés asegura que ha invertido cerca de 40.000 millones de euros en investigación y desarrollo, y posee una cartera de 10.000 patentes, que constituye una importante fuente de ingresos, en virtud de los acuerdos de licencia que mantiene con más de 40 compañías, entre las que se encuentran la mayoría de los fabricantes de móviles.

Ahora es Apple la que responde a Nokia, alegando que las licencias que ésta exige son injustas, poco razonables y discriminatorias” además de “no ser esenciales” para el iPhone. Apple no sólo ha pedido a la Corte que rechace la demanda de Nokia, sino que la ha acusado de violar 13 de sus patentes.

Noticias como éstas, que, a menudo, encontramos en los medios de comunicación filtradas por las propias litigantes, son un claro ejemplo de un uso espurio del sistema de patentes, del que las empresas abusan, en ocasiones, para tratar de dominar su mercado, registrando auténticas marañas de patentes interrelacionadas en torno a una tecnología central, para frenar el desarrollo de nuevos productos por las empresas competidoras, que se encuentran atemorizadas ante la posibilidad de verse sumidas en largos y costosos pleitos por violación de patentes.

En efecto, la patente, entendida como compensación que otorga el Estado para incentivar la investigación y promover el progreso científico y tecnológico, y que éste revierta a la sociedad, está siendo utilizada torticeramente por algunas de estas empresas, con el fin de barrer a su competencia y aumentar sus beneficios, lo que, indirectamente, pone en entredicho el propio sistema de patentes.
Maniobras como éstas son habituales en el sector de las telecomunicaciones y la electrónica, donde la tecnología queda rápidamente obsoleta y es pronto superada por otra posterior. En el caso de Nokia y Apple, es muy probable, como pronostican los analistas, que las partes den por finalizado el litigio mediante un acuerdo cruzado de licencias, por el que se autoricen el uso mutuo de las tecnologías desarrolladas por una y otra. Y es que, les guste o no, en este campo de la técnica existe una gran interdependencia entre patentes, por lo que, en la mayoría de los casos, los fabricantes necesitan de la tecnología de otros para seguir investigando y poner en funcionamiento sus productos. De ahí, también, que las empresas del sector se afanen por registrar una amplia cartera de patentes que protejan sus dispositivos y componentes, porque ello les otorgará una posición de mayor fortaleza a la hora de sentarse a negociar estos acuerdos de licencia.

No quedan ahí las estrategias de las empresas en el campo de las patentes: en otros casos, las grandes empresas ahogan con pleitos y recursos a las más pequeñas, solicitando medidas cautelares para evitar la puesta en el mercado de los productos, que habrán quedado absolutamente desfasados para cuando recaiga sentencia firme, o el caso de aquellas empresas que, carentes de toda actividad industrial, se dedican únicamente a registrar patentes que luego amenazan con hacen valer frente a otras para conseguir el pago de royalties, valiéndose de la necesidad perentoria de éstas de vender sus productos, y por aquello de que “más vale un mal acuerdo que un buen pleito”.

En definitiva, malos usos de un sistema creado para fomentar la innovación y el desarrollo, que así se ve falseado, lo que unido al escaso conocimiento que existe en la sociedad acerca del auténtico sentido y valor de las patentes, está provocando una corriente de rechazo que, en algunos ámbitos, como el del software, o los productos farmacéuticos, por citar alguno, llega a ser preocupante, y requiere de un replanteamiento de la situación y un esfuerzo de divulgación y acercamiento por parte de empresas y organismos públicos.

fuente:

http://www.icnr.es/articulo.php?n=091216021201

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